
Cuando un novio decide comprar el anillo soñado, automáticamente comienza su propia misión imposible: que la novia no sospeche nada, que no se dé cuenta de que anda tramando algo y, sobre todo, que no revise el celular y descubra el chat conmigo.
A partir de ese momento, paso a convertirme en la amante virtual. Sí, así como lo lees.
De repente comienzan las reglas:
🚫 “No me escribas hasta que yo te escriba”
🚫 “No me hables ahora, que estoy con ella”
🚫 “Mándale la info a mi mamá y ella me la pasa”
Y entre tanta logística, llega uno de mis momentos favoritos: ¡descubrir con qué nombre me van a guardar en el teléfono! Es como abrir un huevito Kinder, nunca sabes qué sorpresa te tocará.
Aquí algunos de los más originales que me han puesto:
· La señora del condominio
· La costurera
· Taller de frenos José
· Delivery de empanadas
· Profesora de inglés
· Soporte técnico
Y el más cómico de todos… Luis el plomero 🔧😂
Obvio, cuando les escribo entro en personaje. A veces soy la costurera que entrega un vestido, otras la administradora del edificio… y muchas veces, sí, termino hablando como si fuera el mismísimo Luis el plomero.
Claro, con todos estos cuidados igual hay novias que descubren la jugada. Y ahí empieza la segunda parte de Misión Imposible: cómo despistarla. Pero esa… es otra historia que les contaré más adelante.
👉 Hoy cierro con un consejo real para quienes quieran mantener la sorpresa:
Si vas a escribirme por WhatsApp, usa la opción de “Archivar chat” (en iPhone deslizas hacia la izquierda, en Android dejas presionado el chat). Así, aunque tu novia abra tu WhatsApp, el chat no aparece en la bandeja principal. Y si además lo silencias, ¡punto extra para la misión secreta! 😎