Crónicas de un ¡Si o un No acepto!. ¿Tú me estás jodiendo?
Crónicas de un ¡Si o un No acepto!. ¿Tú me estás jodiendo?

Una de las cosas más divertidas, después de ayudar a los hombres a encontrar un anillo espectacular para pedir la mano de la mujer de su vida, es conocer a esa novia que ahora es prometida. Vuelven a visitarme, esta vez acompañados de ella, para elegir juntos las alianzas y contarme los detalles “detrás de cámaras”.

Nos reímos del nombre con el que me guardaron en su celular para no ser descubiertos, de las veces que les escribí y tuvieron que esconder mis mensajes… Hubo momentos en los que hasta me sentí como la amante de ellos. 😅

Y así como alguna vez dije que los hombres que vienen por un anillo de compromiso son como un menú a la carta, las mujeres no nos quedamos atrás.

Todas sueñan con ese momento: el anillo, el hombre que aman arrodillado, la gran pregunta. Pero ahí empieza la variedad.

Hay quienes quieren un brillante tan grande que les cueste levantar la mano, otras prefieren algo más petit. Algunas tienen una carpeta entera guardada en Instagram, otras vienen ellas mismas a escogerlo (y después hacen como si no supieran nada 😏) y algunas simplemente lo sueñan… sin tener un ideal claro.

Pero en algo todas coinciden: quieren reaccionar de la mejor manera posible. Algunas incluso practican qué van a decir, cómo van a llorar, qué gesto van a poner.

Ese fue el caso de una clienta a la que llamaré Julieta. Su novio —llamémoslo Francisco— fue súper generoso: eligió uno de los anillos de compromiso más bello que tenemos y la invitó a lo que ella creyó que sería un simple viaje de trabajo a China.

Pasaron dos días de reuniones. Al tercer día, él le dice que se arregle linda porque tenían cena en el restaurante más famoso de Beijing. Todo transcurría con normalidad, hasta que llegó el postre… Julieta se lo comía como una niña feliz en su cumpleaños, cuando de repente, ese hombre —el cual ella jamás pensó que le pediría matrimonio— se arrodilla y le dice: ¿Te casarías conmigo?

Julieta, que había practicado mil veces qué cara poner, qué palabras decir, y cómo llorar con un beso apasionado… solo pudo decirle, un poco más alto de lo normal:  ¿TÚ ME ESTÁS JODIENDO?

Y no una, ni dos… ¡tres veces!

Hasta que él, algo confundido y casi molesto, le preguntó: ¿Eso es un no?

Y ella, casi llorando, respondió: ¿No me estás jodiendo?

Él la miró con cara de amor. Y ella gritó: ¡SÍIIII!

A veces practicamos tanto las cosas para estar preparados, que cuando finalmente llegan… nos olvidamos del guion y actuamos con el corazón. Así que, hombres: si en algún momento les responden un “¿Tú me estás jodiendo?” en vez de un“ sí, mi amor”…

¡Tranquilos!

Ella está nerviosa, olvidó todo lo que había practicado… y sencillamente, te está diciendo: ¡SÍ! 😅❤️